jueves, 21 de abril de 2011

Critica Magazine


Ana Mochón, 16 años, cantaora
Acaba de cumplir 16 años y desde que era muy pequeña tenía muy clara la meta que quiere alcanzar en la vida: “Hasta que consiga la Lámpara Minera no me voy a rendir, porque soy tozuda y estoy trabajando para ello”. La granadina Ana Mochón lleva el cante flamenco en la sangre y en las entrañas, “porque procedo de una familia muy flamenca y ya iba en la tripa de mi madre al Cante de las Minas de La Unión (Murcia)”, señala refiriéndose a una de las citas más prestigiosas del flamenco. Y fue precisamente en la última edición de este festival donde Ana Mochón se alzó, aclamada por el público, con cuatro premios que la ponen más cerca de conseguir el preciado bien en el mundo del flamenco: la Lámpara Minera. Con siete años, esta cantaora de voz suave y desgarrada se inició en el cante de la mano de su padre, que le enseñó los fandangos de Pinto. “En casa no hemos vivido otra cosa que no sea el cante y el baile, yo lo llevo en la sangre, y me quiero dedicar a ello, aunque tengo previsto estudiar educación infantil”, explica. Añade que le gustaría “llevar una vida más normal, como llevan todas mis amigas de mi edad, pero no puedo porque si quiero llegar alto tengo que ensayar con mi padre un par de horas al día”. Aun así, reconoce que no le cuesta nada renunciar a lo demas, para dedicar más tiempo al cante. Le apasiona escuchar música flamenca en la voz de los grandes, como Enrique Morente, Cobitos o la Niña de los Peines, y explica con tristeza que le hubiera gustado cantar con el desaparecido Morente. La joven cantó recientemente en el Museo Arqueológico de Cartagena, una experiencia “maravillosa y distinta: nunca había cantado en un museo”, dice.

Testimonio recogido por Ángela de la Llana
Foto de Pedro Martínez